...
Me siento muy mal. No sé si estoy enfadadísima, si estoy muy triste para estar enfadada, o si estoy muy rara para estar triste.
Esto está siempre igual porque mi vida ahora mismo está siempre igual, porque no hago nada y me paso el día en casa, sentada aquí delante sin hacer nada más, sin escribir, sin leer, sin dibujar, sin hacer fotos, sin ver películas, sin nada. Tengo tanto tiempo libre que no se que hacer con él y al final se convierte en cero tiempo libre y en dejar que pasen las horas pensando en que hacer, sin encontrar las ganas de hacerlo; o en su defecto comiéndome la cabeza con cosas que seguramente no van a ningún sitio y que me hacen sentir mucho peor. Llega el fin de semana y en lugar de estar loca por salir de casa y pasarlo un poco bien y ver gente, deshago mis planes (a veces jodiendo con ello los de los demás) para no hacer nada y seguir metida en casa haciendo lo mismo que los cinco días anteriores.
Aparte de esto, me provoca mucha impotencia que haya gente que no conteste a mis correos o a mis mensajes, o que no me conteste a cualquier otra cosa que requiera respuesta cuando es algo importante, de hecho muy importante, para mí. Es de las cosas que peor me hace sentir. Me jode tanto que me quedo con los ojos en un punto fijo y la cabeza apoyada en las manos y se me saltan las lágrimas. Y yo casi nunca lloro. Me jode también el hecho de hacer ciertos planes y que luego no salgan por este mismo motivo, y entonces además me siento estúpida e ilusa, y una niña tonta por haberme emocionado infinitamente con algo que luego alguien con una simple palabra se ha encargado de tirar por el suelo (y por si fuera poco, pisoteándolo después).
A mí me gustaría poder olvidarme de estas cosas refugiándome en otras que me dan vidilla porque sí van bien, pero es que no puedo. Cuando algo no marcha del todo bien, cobra tales dimensiones que hace que me olvide de todos los demás aspectos de mí vida y que todo esté sometido a eso que no va del todo bien. Y así no se puede. No se puede porque ni descanso, ni disfruto, ni me relajo, ni nada.
Y encima, como buena persona negativa que soy, me revuelco en mi propia porquería haciendo hincapié en las cosas que van mal y no haciendo nada para cambiarlas, sólo quejándome de lo mal que van y metiéndome en la cama a esperar que se me salga la rabia por los ojos. Porque al triste le gusta estar triste. Y reconocerlo no es un paso, porque sé que mañana las cosas van a seguir igual.
Ganas de vomitar. O de vomitarte encima.
6 comentarios
Janderina -
Me veo en tí y es cuando me doy cuenta de que no estoy sola...de que no estoy loca...pero también de que no es lo que quiero. Qué sentimiento de impotencia no poder ayudarte y a la misma vez no poder ayudarme, no poder disfrutar de las cosas, de la vida, del qué hacer...
Esto es una camino sin fin??Quiero pensar que no...
patri -
Korova -
¡Saludillos!
Que sepas que te entiendo.
Sr. S. -
la dictadura del "diviértete hasta morir" les ha succionado el cerebro a muchos. Nos educaron de forma que si uno no está superfeliz todo el rato le hacen sentirse culpable; y esto es absurdo porque la felicidad no es algo que uno tenga que buscar sino un estado de ánimo que le sobreviene
disfruta de los días en que te encuentres bien, esos días que son como paréntesis de oxígeno ;)
por cierto el final del post es muy punk... jeje ánimo
Alvaro Hernández -
keleta -
El fin del mundo seguro que no es y aunque en estos momentos te apetezca ser la mas triste entre todos los tristes no me creo que lo quieras para toda la vida.
Algo bueno tiene que haber.
Anímate que de verdad se te "lee" muy triste :(
Molts besets!